jueves, 11 de diciembre de 2008

Barrio Yungay, mezcla de ensueño

Inmigrantes latinoamericanos en constantes problemas con los chilenos típicos del barrio, tan típicos como el cuidador de autos de Caffarena o el estilo neoclásico que caracteriza los edificios que ambientan el lugar. Una peluquería de 140 años, que ningún grupo de visuals de las fiestas Noixs puedan imaginar. Todo esto, acompañado de artistas que con sus bailes y acrobacias dan alegría a la estatua del roto chileno y a la zona de Santiago en la que todo pareciera ser un sueño.

Si de lugares extraños se trata, el Barrio Yungay lidera la lista de los lugares en Santiago imperdibles por tener la cuota exacta de particularidad, historia, belleza y arte.

Para empezar tenemos la famosa “Plaza Yungay” o más conocida como la “Plaza del roto chileno”, que trata básicamente de dar homenaje a la Batalla de Yungay que se rindió en aquel lugar en contra de la confederación Perú-boliviana. Años después se creó el segundo Barrio de Santiago ahí, después del Barrio Cívico.

En un principio se caracterizaba por ser un sector que albergaba a la aristocracia chilena, pero a principios del siglo xx se trasladaron al sector oriente de la capital y aquellas grandes y hermosas casonas de tipo colonial que sirviendo como su hogar durante décadas, hoy son la vivienda de los conflictivos inmigrantes del barrio.

Peruanos, bolivianos, ecuatorianos y colombianos en su mayoría, hoy ven a Chile como una oportunidad para salir adelante económicamente. Sin embargo, los chilenos no han sabido dar honor a la conocida canción que dice: “Y verás cómo quieren en Chile al amigo cuando es forastero”, esto es por las constantes quejas que algunos vecinos tienen en contra de quienes vienen de la frontera norte. Quejas que van desde los escándalos y peleas protagonizadas por los peruanos, la suciedad que dejan en la zona, delincuencia y la poca amabilidad. Todo esto se traduce en discriminación.

Claro que también están las pruebas de su mala organización y conflictos, me refiero a los siniestros ocurridos en las grandes casonas del barrio. A causa del hacinamiento de los inmigrantes en las habitaciones de las casas. En una sola pieza viven familias completas y las instalaciones eléctricas no siempre son de la mejor calidad. Por este motivo ocurren los incendios. Los que atentan directamente con el patrimonio arquitectónico de Santiago.

A pesar de todo esto, los extranjeros no se sienten mayormente discriminados, en algunos casos ocurre en el ámbito laboral, pero en el barrio no. Ellos viven su vida. Se juntan entre ellos y tratan de hacerse compañía en la búsqueda de la tan ansiada felicidad. Y en su caso es bastante difícil, lejos de sus familias y con la mala fama de que son flojos, desordenados, sucios y escandalosos.

Generalizan las actitudes de los inmigrantes. En algunos casos puede que sea cierto, pero en otros, sólo quieren tener algo de dinero para salir adelante y para mandar a sus familias que se encuentran su país de origen.

Ya es tiempo de dejar de juzgar a las personas por su origen, raza o gustos. Y es con este último punto, que quiero dar pie a otro grupo de personas dentro del barrio. Los que también han generado bastante controversia con los vecinos del roto chileno. Se trata de los grupos de visuals que asisten al Teatro Novedades. Más específicamente a las fiestas “Noix”.
Noix es una productora de fiestas que desde el 2005 ha mantenido vivo el decaído Teatro Novedades. En estas fiestas que se realizan una vez al mes, cerca de 400 jóvenes asisten para deleitarse con lo que más les gusta, tanto así que hasta define su manera de vestir. Se trata de la música y videos de animé japonés.

Dentro del estilo visual encontramos varios subgrupos de estilos, tales como: los eroguro, oshare, aristocrat, entre otros. Claro que la mayoría de la gente no los sabe diferenciar del todo, ni siquiera de las otras tribus que frecuentan el teatro, como los punks, metaleros, skins y agros.

La diferencia es clara, los visual son mucho más tranquilos y pacíficos. Pero no todos se dan cuenta de esto y los discriminan igualmente. Wilfredo Gutierrez, cuidador de autos de Caffarena y dueño del quiosco de Compañía de Jesús con Cueto, se da cuenta de esto y afirma que los visual son mucho más limpios y menos escandalosos.

“Don Willy”, como le dicen todos los que llevan en el barrio unos cuantos años, ya es toda una leyenda en el sector. Lleva trabajando 30 años en el barrio limpiando y cuidando los autos de los clientes de Caffarena, otro lugar con bastantes historias y que caracteriza al sector. Hace dos años, Wilfredo en sociedad con su pareja Carmen Gloria, instaló un pequeño negocio en la esquina opuesta a la empresa textil.

Huérfano a muy temprana edad, Wilfredo Gutiérrez en compañía de su hermano, debieron recorrer varios orfanatos. A los 18 años, Don Willy trabaja como empleado en “Analmet”, una empresa de análisis químicos, para que al poco tiempo llegara a cuidar autos al Barrio Yungay y ahí se quedó, a pesar de las ofertas laborales que ha recibido. El quiosco, recoger cartones, el cuidado de los autos y su pareja, pero por sobre todo el barrio, lo mantienen ahí. A pesar de las dificultades económicas que ha tenido que sortear.

Personajes como este son los que hacen único el Barrio Yungay, le dan esa magia que hace tan inconfundible las calles entre Matucana y Cumming y San Pablo y La Alameda. Ese mismo encanto es el que han sabido aprovechar los artistas de Azul Violeta.

Danza, teatro, dramaturgia, yoga, pintura, guitarra, canto, circo teatro, técnicas aéreas, entre otros talleres; son los que se imparten en las tres casas que se sitúan en la calle Libertad, entre Moneda y Agustinas. Cuyos precios van desde los $12.000 a los $20.000.

Son alrededor de 15 jóvenes los que imparten las clases. De hecho, viven en comunidad en las mismas casonas en que se imparten los talleres. Y cada cierto tiempo hacen exposiciones de los cursos. Toda una fiesta en el barrio, enfocada en niños, jóvenes y adultos. La idea es llevar el arte a un lugar céntrico de la capital, al que todos puedan llegar.

Y para finalizar este recorrido de ensueño por lo más llamativo del Barrio Yungay, no podría estar ausente la emblemática Peluquería Francesa. Que luego de 140 años cortando y rasurando cabezas, ya es el destino imperdible de los extranjeros que deambulan por las calles capitalinas.
Sin embargo, a pesar del encanto e historias que posee la peluquería, que por lo demás sigue fiel a su estilo neoclásico. Lo que está llamando la atención por estos días, es el Boulevard Lavaud, un restaurant y salón de té decorado a la antigua. Es más, venden antigüedades en el lugar. Situado al costado de la conocida peluquería. Si hasta comerciales, películas, teleseries y programas de televisión se han filmado ahí.

Desde el momento en que entras por alguna de sus puertas, ya te transportas a otra época. Y más aún si se encuentra en el Barrio Yungay. El sector más extravagante de la capital. Un lugar que en ningún sueño se podría encontrar, eso es el Barrio Yungay.

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